La mala racha de Demi Moore después de que su marido Ashton Kutcher fuera pillado en una espectacular infidelidad y ella le pidiera el divorcio parece no haber llegado a su fin. La actriz ha tenido que estar ingresada en una clínica de rehabilitación por un “trastorno de la alimentación y problemas de adicción” y, ahora que vuelve a la normalidad, no se habla con sus hijas.
Según la prensa americana, Demi no tiene contacto con ninguna de sus tres hijas a raíz de su separación de Ashton. Cuentan que Rumer, Scout y Tallulah han pedido a su madre algo de distancia porque ha sido muy duro para ellas estar a su lado durante la rehabilitación.
A pesar de su drama familiar, Moore está rodando una película en Nueva York con Dakota Fanning y Elizabeth Olsen y allí ha sido captada por los fotógrafos con bastante mal aspecto y mostrando mucho cansancio.
Demi parece preocupada, tiene la mirada perdida y no ha parado de ponerse las manos en la cabeza como si hubiese algo en su cabeza que la tortura.
Aunque al parecer en los últimos meses apenas se han visto, Demi acudió a la ceremonia de graduación de Tallulah a mediados de junio, pero su comportamiento acabó de indignar a sus hijas, ya que apenas habló con ellas y se mostró furiosa porque pasaran más tiempo con su padre Bruce Willis. Está claro que los buenos tiempos de esta familia ya son historia…
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