Demi Moore ha estado en rehabilitación mucho tiempo, mucho tiempo porque se puso muy malita. Lo tuvo que dejar con Ashton Kutcher, su marido durante años, ese que la hacía tan feliz, y a esto se unió que tenía un problemilla con algunas píldoras y con su alimentación.
En fin, que se supo todo lo que pasó, se supo cómo se puso mala, cómo su amiga llamó por teléfono para que la ambulancia fuera por ella, con convulsiones y esas cosas. Demi ya no tenía nada de intimidad, porque hasta se supo cuanto pagaba al día por estar internada y por la rehabilitación. Un desastre para su imagen y eso, pero todo el mundo parecía apoyarla… menos mal.
Por fin sabemos que está fuera de la rehabilitación y que se ha recuperado. Bueno, sabemos que está fuera, lo de que se ha recuperado del todo lo dicen, y como lo dicen nos lo tenemos que creer. Y además, mejor creer esto y pensar que va todo genial.
Dicen, además, que Demi ya no está ingresada, pero que no tienen ningunas ganas de volver a casa. Además, no se sabe dónde está.
“Ella no tiene ninguna prisa por volver a Los Ángeles. Está totalmente aislada del mundo y sólo habla con un grupo reducido de personas”.
Si nos enteramos de algo os lo contaremos, claro que sí. Y bueno, lo de cortar con todo y todos un tiempo no está mal, de hecho está muy bien pensado.
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